Estreno del Capitulo 1: Bajo la Noche
Capitulo 1: Bajo la Noche
Narra Alice:
La fría y helada ciudad de Ontario, un paraíso envuelto en brisa helada en el invierno pero llena de calor en la sequia. Cuidad de una de las más hermosas caídas de agua más bellas del mundo, aparte del Salto Ángel en Venezuela, hablo de Las Cataratas del Niágara. Pero para ese entonces nadie sabio que entre los alrededores de esta gran ciudad se escondía las peores pesadillas del mundo. Pero deben saber el comienzo de toda la historia.
Mis piernas andaban, mientras me preparaba para entrar por la puerta. Caminaba hacia la entrada después de haber estacionado mi auto. El cielo estrellado, de un viernes, sobre mi cabeza y la brisa helada me sacudía el vestido negro que tenia puesto, mi único abrigo era la pequeña chaqueta que tenia. Frente a mi se levantaba una gran mansión, algo espectacular e intimidante, lleno de ventanas donde miraba a chicos y chicas conversando y bailando. Al llegar a la puerta Mire aquel hombre alto y completamente musculoso. El guardia.
-¿Puede decirme su nombre por favor?- Dijo educadamente.
-Alice…- Respondí con una sonrisa-…Alice Evans
El hombre busco en una lista que tenia en la mano, mientras la brisa aun soplaba con fuerza helando a cualquiera que estuviera fuera de un techo.
-Si acá esta su nombre- Dijo cuando quito el cordón de terciopelo que tenia al frente- Adelante esta haciendo mucho frio afuera.
-Gracias- Agradecí cuando me abrió la puerta.
El silencio de afuera se interrumpió por el ruido de la música y el habla de la gente, las luces salieron al jardín. Entre en el salón lleno de personas. Al verme entran todos voltearon a verme, por unos minutos era el centro de atención de la fiesta, algo que ya era normal para mi porque era una de las chicas mas populares de la escuela pero no por eso no iba a dejar de ser humilde. Di una sonría al publico y camine hacia el centro de la fiesta.
-Hola mi amor- dijo aquella voz grave que provenía de un Casanova, mi novio- te ves deslumbrante con ese vestido.
-Hola Nate- dije con una sonrisa- gracias por el alago.
- Bienvenida a mi casa- dijo con orgullo mostrando sus ojos marrones profundos- Espero que te guste.
-Créeme me encanta- dije con una carcajada.
-Pues considera que estas en tu casa- Dijo dulcemente acercándose hacia mi.
El me jalo delicadamente hacia el, nuestro cuerpos chocaron en un abrazo. Rozo sus labios contra los míos listo para besarme. Podía sentir su respiración tranquila, en cambio yo moría de nervios, aunque éramos novios desde hace unos meses yo aun sentía temor de la relación, pero Nate tenia ese algo el cual le hace irresistible. Justo en el momento de aquel beso…
-…Alice- dijo una voz alegre a mi lado- llegaste.
Me separe de Nate de un brinco de susto. Pensé que una sola persona que conozco tenia la costumbre de hacer ese tipo de entradas imprevistas.
-¡USS! llego la fastidiosa- Refunfuño Nate al voltearse a verla.
-¡OH! Claro mira quien habla- dijo mi mejor amiga, Miley, dándole una mirada de ironía- la lluvia hablando de gotas.
-¡Jeje!- Nate dio una risa ironía y continuo- muy graciosa.
-¡Jeje!-ella imito la acción- si lo soy, inepto.
-Tonta.
-Idiota.
-Basta- Alce la voz para interrumpir la cadena de insultos que tenían los dos- Hola Miley.
-Hola Alice- Dijo ella con una sonrisa.
En ese momento una joven se acerco hacia nosotros, en especial a Nate. Una chica alta, rubia y de ojos marrones claro. Le susurro al oído a mi novio y luego se fue. Yo la seguí viendo mientras se marchaba y note que volteo a verme, con una mirada de superioridad y una sonrisa de hipocresía.
-¿Que te dijo Megan?- Le pregunte a Nate con curiosidad.
-No es nada que deba importarte linda- dije el con tranquilidad- me debo ir a resolver un problema.
-Iras con ella- le dije mirándole a los ojos, quizás llena de impotencia y celos.
-Si- hablo con voz curiosa y misteriosa.
-¿A que?
-Alice por favor no comiences con tus preguntas- hablo con un quejido- podre ser tu novio pero no indica que deba decirte todo lo que are- alzó la voz.
-No me hables así- Dije en tono desafiante, note que Miley retrocedió unos pasos para dar espacio- no soy una niña.
-Pues lo pareces- el se acercó a mi y me choco con un mirada mandante- me voy- dio vuelta y por poco no me tropieza con su hombre, yo di un paso hacia tras para evitar el toque.
Megan y Nate eran novios antes de yo tener una relación con el. El pensar que el estaría con esa chica me enfurecía y me preocupaba, solo decir que Megan era la chica que me hacia la vida cuadrito me pone peor ¿Por qué? Megan es la niña caprichosa de la secundaria, astuta y capaz de humillar hasta su familia, todos le temen por ser vengativa. El hecho de su rivalidad contra mi es la popularidad, no soporta que me vean los demás, se enfurece tanto al verme que hemos tenido grandes discusiones y hasta a tratado humillarme.
-Alice- dijo Miley acercándose- vamos a sentarnos.
-Claro
Juntas caminamos hacia una de las mesas vacías de la fiesta, a la vez yo miraba a Nate y Megan salir por la puerta principal. Ya sentada en una silla Miley se sentó a mi lado y me dio una mirada de compresión pero no podían faltar sus palabras diarias.
-Alice de verdad no hay nada bueno en Nate- dijo observándome.
-Miley por favor no comiences con lo mismo- dije en susurro molestoso.
-Alice por favor escúchame-Dijo en suplica- cada vez que me acerco a el siento esa horrible energía que me da asco y hasta pierdo la respiración. Pero esta vez…- se detuvo bajando la mirada.
-Esta vez que…- dije, ella me volvió a mirar y continúo.
-Vi a dos personas en sus ojos- susurro.
-¿Quiénes amiga?- dije pidiendo en un suave grito.
-Vi a un hombre, de mirada asesina, cabello negro y ojos de perdición, podría compararlo con el mismo demonio- Dijo con miedo en su vos y ojos.
-Miley me asustas- dije cuando un escalofrió me recorrió la espalda.
-Por el otro lado estaba un chico, de nuestra edad, ojos turquesa llenos de inocencia, cabello negro, delgado y con una mirada llena de alegría, era como un ángel.
-Que raro ¿no?- dije.
-Si…- contesto ella en un suspiro.
Miley no era solo una chica inocente de casa, bajo esa mirada de ángel se escondía una niña llena de conocimiento y de magia. Ella decencia de una familia llena de hechiceros, por lo cual era poseedora de habilidades sobre naturales que no conocía por su corta edad. Solo yo era la única persona que conocía de sus poderes y me lo tomaba muy enserio, ya que junto a ella vivía experiencias inimaginables. Para ese entonces no le preste la suma atención a sus palabras sobre Nate, algo que quizás me arrepentiría siempre.
-¿Alice me crees?- Dijo apenada.
-Siempre te cree Miley.
-Entonces ten cuidado con Nate- volvió a replicar.
-Ok Miley si tendré cuidado.
-Hola chicas- dijo una voz juguetona masculina al nuestro frente, Miley y yo volteamos a ver y vimos a un chico de mediana estatura, cabello negro y ojos café con una sonrisa de oreja a oreja.- ¿Como están?
-Hola Zeke- conteste yo con una sonrisa- estamos bien.
-Si súper- carcajeo Miley
-Vieron este lugar- dijo el mirando a los lados-Es increíble.
-Si lo es- dijimos mi amiga y yo en risa.
Zeke era nuestro mejor amigo desde el primer año de secundaria. Es un chico muy bromista y chistoso, preparado para levantarle el ánimo a cualquiera.
-Oigan y no piensan divertirse- Dijo levantándose de la silla- bailemos.
-Claro-Contestamos nosotras imitando su acción.
Juntos nos dirigimos a la pista de baile que estaba repleta de personas. Los tres bailábamos en circulo al ritmo de la música electrónica, así pasamos quizás una hora. Luego fuimos por unos bocadillos y nos sentamos de nuevo en la mesa. Con los pies cansados y sin energía, las sillas eran como un colchón para nosotros hasta que un chico atractivo se acerco a nosotros.
-¿Miley quieres bailar?- Pregunto el joven, ella me miro y echo una sonrisa.
-Claro.
Ellos regresaron a la pista de baile. Zeke me miro algo tímido y lleno de nostalgia luego agacho la mirada a punto de quebrar su positivo ánimo.
-¿Zeke que te pasa?-Le pregunte tocando su mano.
-Mira a la esquina superior derecha-susurro en titubeo.
Dirigí mis ojos a donde el me indico y logre ver la causa de su repentino cambio de humor. En aquella esquina estaba una chica y un chico unidos en un beso, el problema es que la chica era la ex novia de Zeke desde hace unos días.
-¿Aun la amas verdad?- le pregunte aun mirándolos.
-Con toda mi alma- dijo en tono bajo.
-Ella no te merece- Voltee a verlo en sonrisa- ella no merece el cariño que le das. Tus eres un ángel lleno de alegría mientras ella se comporta como una cualquiera. Créeme ya vendrá tu princesa- El me miro y dio una sonrisa.
-Gracias por el apoyo amiga- dijo…
Después de unos cuantos minutos, Miley regreso a la mesa con un animo y alegría despampanante. Lo primero que dijo al sentarse fue un “Que creen, me invito a salir” lo pronuncio con mucha emoción.
Después de conversar los tres sobre el regreso a clases note que todos sentíamos inquietud por entrar de nuevo a un salón de secundaria. Pero eso no impedía que no volvamos a la escuela.
-Chicos ya debo irme a casa- dije levantándome de la silla.
-Tan rápido- reclamo Zeke.
-Si Alice no te vayas- me pidió Miley.
-Chicos recuerden mi casa esta lejos de aquí- Dije aclarándome- así que nos vemos el lunes en clases.
-Claro- dijeron los dos en coro- hasta luego.
Me despedí con una seña de mi mano y me dirigí a la puerta principal. Al llegar a ella pensé “Viene a pasar la noche contigo Nate, y tu me defraudas una vez mas” mi corazón se detuvo por un momento al pronunciar esas palabras en mi mente “Acaso hay otra cosa mas importante que yo”.
Salí por la puerta y me despedí del vigilante que me había atendido. Mire el cielo, mientras caminaba hacia mi auto, y note que las estrellas se tapaban por nubes negras. Al llegar a mi carro, me monte enseguida y encendí el motor.
-Debo irme rápido- me dije mientras arrancaba- no quiero que me agarre la lluvia.
Salí del estacionamiento de la mansión de Nate y tome el camino hacia mi casa, mi hogar al igual que la de mi novio estaba a las afuera de la ciudad de Ontario, el caso es que la mía quedaba mucho más lejos de la ciudad. En la carretera podía mirar los arboles alrededor del pavimento. Solo la luz de los faros delanteros de mi auto más la luz de la luna me indicaba por donde transitaba. Las cosas se complicaron un poco cuando vi gotas caer en el parabrisas, la lluvia me había tomado en el camino, justo lo que no quería.
Las llantas rodaron y rodaron y rodaron en el pavimento. Ya había pasado tiempo en el camino. Tan silencioso y oscuro se encontraba el ambiente hasta que todo cambio de un instante a otro.
-¡Vamos no me dejes aquí!- dije cuando empecé a notar que mi auto se detenía-¡Nunca me as fallado, no me decepciones ahora!
Poco a poco mi automóvil iba mas lento, yo apretaba el acelerador pero nada que funcionada. Hasta cuando por fin se detuvo, por si solo, se apago el motor al igual de las luces delanteras y la luz de la cabina.
-¡Hay no!-dije en queja- lo que faltaba.
La oscuridad me envolvió por completo. Las gotas de lluvia se oían al chocar contra el parabrisas pero no se veían, la verdad no sentí temor alguno en ese momento; bueno al menos hasta que oí esa voz en mi cabeza.
-“Baja del auto”- dijo esa terrible voz ronca y tétrica.
Levante la mirada hacia el parabrisas, aunque la oscuridad era espesa podía notar una silueta quizás humana; alta, robusta, e intimidante. Sin duda en esta ocasión si sentí temor a la situación, pero como me habían enseñado mis padres no me iba a rendir. Comencé a girar la llave del carro para tratar de encender aunque los intentos eran inútiles.
-“Te dije que bajaras del auto”- volví a oír en la mente.
-¡NO!- grite- me quedare aquí, así que quien quiera que seas ¡Lárgate!
Para ese entonces no sabia de que se trataba todo esto, no estaba consiente que me enfrentaba a una pesadilla. A continuación, la figura desapareció de mi parabrisas y como por arte de magia el motor y las luces delanteras de mi carro se encendieron. Pensé en que estaba pasando, en que había vivido, no podía estar más confundida. Comencé a alterarme, los nervios me atacaron.
Baje de mi auto con la esperanza de tomar aire, no me importaba aun estaba esa criatura que hace poco esta frente a mi auto o si aun llovía, estaba apartada del ambiente. Pero mi situación no acabo allí.
-¡Ahhhrrr!- oí aquel débil gemido.
Voltee la mirada a la dirección del sonido de dolor y mis ojos se abrieron como platos. Vi aquel chico tirado en el suelo, bajo la lluvia, note que no estaba en condiciones como para levantarse. Corrí hacia el, era una corta distancia, a la orilla de la carretera pensé que si mi auto no se fuera detenido le hubiera pasado por el lado y que seria de el. Al llegar a el me arrodille, mientras el se revolcaba lentamente en el suelo. Era un chico delgado, apuesto, alto, cabello negro y sus ojos no los podía ver; estaban cerrados. Su cuerpo mojado estaba destruido, rasguños por todas partes, suciedad en su piel, ropa desgarrada pero lo que mas se notaba era su gran herida en la frente y la presión que hacia con su mano en el hombro izquierdo.
-Aléjate de mi- susurro con temeroso con una voz dulce.
-No me puedo ir no te dejare aquí- Dije yo con rapidez y preocupación. Saque mi teléfono del bolsillo de mi vestido para llamar a emergencias.
-¿Quién eres?- dijo el en susurro, en su voz se veía que agonizaba.
-Soy Alice Edwards- Dije marcando el 911- ¿Y tu como te llamas?
-Tyler Landers- contesto mas bajo que un susurro-
Su respiración se aceleraba y tenia grandes pausas, el abrió sus ojos y vi su hermoso color esmeralda. El repique del teléfono se interrumpió con la voz de la operadora.
-Buenas noches ¿Me dice su nombre?- hablo
-Alice Edwards- Dije apurada- necesito una ambulancia para la carretera de Ontario, tengo a un chico gravemente herido.
-La ambulancia se dirige para allá.
-Gracias- agradecí colgando la llamada, mire a Tyler que poco a poco cerraba los ojos- Tyler tranquilo, ya viene una ambulancia- El no contesto, trataba de mantener sus ojos abiertos pero estaba perdiendo la lucha-Tyler se que es difícil pero no cierres los ojos, necesito saber que aun vives.
-No puedo- dijo cerrando por completamente los ojos, su respiración desapareció.
-Tyler, no te vayas- dije moviéndolo- sigue luchando. No te duermas
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